jueves, 24 de julio de 2008

Géneros de la fotografìa de prensa

Fotos: Arturo Ávila Cano


Ulises Castellanos, quien tiene una amplia experiencia como profesional de la lente y que ademàs trabajó durante muchos años como editor de fotografìa del semanario Proceso, define al fotoperiodismo como un género más del periodismo que básicamente responde a la premisas de la información periodística.

El periodismo es una rama de la comunicación social que registra hechos de interés público que se difunden masivamente.

Notificar un hecho real es informar, notificar un hecho real mediante imágenes fotográficas es fotoperiodismo. En la imagen fotográfica están unidas información y opinión.

Para Ulises Castellanos, existen cuatro géneros en la fotografía de prensa:

*Fotonotocia
*Fotoentrevista
*Fotoreportaje
*Fotodocumental

Por encima de cualquier consideración, el fotoperiodismo tiene como objetivo prioritario contar la historia que se vive en el momento en que se produce: el fotógrafo captura el tiempo, congela el movimiento y revela lo invisible con inigualable realidad.


La meta del fotoperiodismo es contar al lector qué había allí, clara, rápidamente y sin misterio alguno, confusión o enigma.


•Fotonoticia



(eventos no previstos y previstos). Incluye fotografías de política o movimientos sociales. Este género es la base que ofrecen los diarios y revistas como información visual para documentar un hecho. Son imágenes que se obtienen gracias a la cobertura periodística de un medio.

•Deben ser imágenes fundamentalmente informativas que dejen de lado la interpretación, contundentes y claras.



•Fotoentrevista

Pueden retratarse tanto personajes com figuras anónimas. Lo trascendente es que dichos retratos comuniquen el entorno o ambiente donde se desenvuelven los sujetos. Debe clarificar de quién estamos hablando y a qué se dedica. •Este género permite el estímulo de la creatividad. Además de informar permite al fotógrafo expresar su punto de vista respecto del sujeto retratado.

•Fotoreportaje: Es el género mayor del fotoperiodismo. Es más complejo que ningún otro género. Aborda una historia de interés general que se cuenta en varias imágenes complementarias.

•Ofrece varios ángulos. Permite que el reportero informe al mismo tiempo que vierte su opinión.

Si deseas saber más sobre Ulises Castellanos, te recomiendo que visites su página personal.

Adiós al proceso en Blanco y Negro

Durante el XIV Coloquio del Seminario de Estudio y Conservación del Patrimonio Cultural, organizado por el IIE de la UNAM, el especialista Jean Paul Gandolfo afirmó que el Blanco y Negro es ya un proceso histórico.

-Dijo que los celulares desplazarán no sólo a las cámaras análogas sino también a las digitales .
-Laura González, investigadora del mismo Instituto, comentó que se esperaría que los fotógrafos actuales puedan estar a la altura de la nueva tecnología.

Se debe aceptar que la fotografía en blanco y negro empieza a ser un proceso histórico, afirmó el especialista Jean Paul Gandolfo, al participar en las mesas de trabajo del XIV Coloquio del Seminario de Estudio y Conservación del Patrimonio Cultural, organizado por el Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM.

El profesor de la Ecole Nationale Superieure de Cinéma Louis Lumiére, de Francia, dijo –acompañado por la directora del IIE, María Teresa Uriarte– que desde el año 2000 el consumo de los materiales para este proceso ha disminuido de manera importante en el mundo.

Además, advirtió que los teléfonos celulares van a desplazar no sólo a las cámaras análogas, sino también a las digitales. Por ello, “es fundamental cuestionar acerca de la trascendencia que tienen las fotografías digitales sobre las tradicionales”.

En el Ex Convento de Santo Domingo de Guzmán, el especialista francés explicó que la fotografía en blanco y negro fue destinada para procesarse en cuartos oscuros húmedos. En tanto, si bien la imagen a color todavía puede trabajarse, poco a poco desaparecerá, y será desplazada por completo por la digital.

Señaló que las opciones que se tienen son, por un lado, utilizar las gráficas en blanco y negro basadas en las técnicas computacionales y, por el otro, emplearlas sólo como un material histórico y exhibirlas como objeto del pasado, no como procedimiento contemporáneo.

Al dictar la conferencia Hacia una estética de la fotografía: el aura como materia, Laura González Flores, investigadora del IIE, comentó que toda tecnología conlleva cualidades específicas que son explotadas por los creadores, sean artistas o no.

El aura, concepto comodín acuñado por Walter Benjamin, no sólo tiene carácter físico, real, aprensible y descriptible, asociado a la técnica, sino que es una característica sintáctica vinculada con la apropiación del proceso por parte de una persona, autor o impresor. La calidad estética es una huella de la sensibilidad del creador, impresa en la materia física de la representación, aseguró.

Respecto al cambio que se observa, aseveró que se esperaría que los fotógrafos actuales puedan estar a la altura de la nueva tecnología y no sean superados por ésta, aseveró.

Mencionó que en sus escritos sobre fotografía, Walter Benjamin propone el concepto clave de aura para distinguir los atributos estéticos de los originales de aquellos de su época. Su escritura es enigmática cuando no poco clara. Al describirla, lo hace en términos vagos como manifestación irrepetible de la lejanía o una trama particular de espacio y tiempo.

El objetivo en sus textos era demostrar que un cambio tecnológico, al nivel de la estructura, transformaría los modos de expresión y consumo del arte; es decir, la superestructura. Por el contrario, apuntó, cualquier profesional que domina la práctica fotográfica sabe cómo usarla para lograr un efecto artístico.
A su vez, María Fernanda Valverde Valdés, de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía del INAH, aseguró que la evolución de los procesos fotográficos negativos estuvo motivada por el deseo de capturar la realidad de manera rápida, fiel y ágil, y liberar al fotógrafo de las dificultades y limitaciones técnicas implícitas en la preparación y manipulación de sus materiales fotosensibles, para permitirle concentrarse en el encuadre del sujeto.

En la ponencia La relación negativo-positivo en producción y estética de la fotografía, destacó que la velocidad de la toma fue uno de los factores que determinaron el éxito y vigencia de estos procedimientos. Por otro lado, la transparencia, ligereza, flexibilidad y pequeño formato también fueron características determinantes en su progreso, pues de ellas dependían la nitidez del positivo y la versatilidad de la cámara.

La búsqueda de estas cualidades marcó cambios tecnológicos importantes y la introducción de distintos materiales y procesos que cumplieron con ellas, aclaró.

Otra aspiración de los fotógrafos, admitió, fue contar con elementos listos para usarse y de fotosensibilidad conocida, previamente emulsionados a máquina; es decir, de manera industrial, que facilitaran y agilizaran su trabajo, sobre todo fuera del estudio, detalló.

Reveló que los negativos que aún sobreviven dan testimonio de las distintas etapas y técnicas de la historia, y remiten a la serie de prácticas relacionadas con su forma de obtención y de las impresiones positivas que de ellos se generaron.

Así, resaltó, el binomio negativo-positivo, específico de cada época y obra fotográfica, difícilmente puede divorciarse sin perder su sinergia, capacidad expresiva y cualidad testimonial.

Por último, el especialista independiente Eric Jervaise Charles, concluyó que los procesos o técnicas fotográficas en su diversidad, más de mil 500 según la Enciclopedia de Luis Nadeau, generan visiones propias de la realidad e ideas de lo bello y lo artístico.

Además, debemos considerar que las grandes compañías han dejado de fabricar el material indispensable para este proceso. Kodak dejó de fabricar el papel fotográfico para Blanco y Negro en 2006. Nadie nos asegura que esta empresa seguirá fabricando la película fotográfica.

Ilford, la gran compañia inglesa que fabrica el mejor papel para este proceso, dejó el mercado por un periodo de dos años, tras los cuales regresó para beneplático de sus clientes. Sin embargo, esta compañía ya está experimentando con papeles para impresoras, por lo que el papel tradicional que se usa para el cuarto oscuro tendrá un papel menos relevante en el futuro de Ilford.

Quizás nos desaparezcan del todo los materiales, pero debemos tener en cuenta que en la economía hay ciertas leyes, y una de ellas es que lo escaso suele ser caro. Aquellos que gusten del proceso tradicional tal vez tengan que desembolsar una buena cantidad de dinero para contar con el material indispensable.

La Revolución Digital

“LA REVOLUCION DIGITAL”
por Pedro Meyer

"Una vez le preguntaron al gran escritor Jorge Luis Borges lo que pensaba de cierta traducción de una de sus obras, y su respuesta fue "El original no hace justicia a la traducción". Hoy, la fotografía es enfrentada de manera muy parecida por las imágenes digitales".
Pedro Meyer


Este es un resumen del artículo original que se publicó en zona zero.

…la Revolución Digital ya la tenemos encima, y ésta sin duda va a tener una influencia sobre nuestras vidas tan grande o posiblemente mayor, de lo que en su momento tuvo el advenimiento del motor de combustión interna, está por demás decirlo que no existe alguien que no haya sido tocado en su vida por la existencia de dicho invento, en consecuencia podemos especular sobre la trascendencia que pueda llegar a tener, la revolución digital.

Para entender mejor su trascendencia y lo que está en juego, hay que saber que la Revolución Digital ya comienza a transformar, nada menos que el modo en que producimos, distribuimos y consumimos: todo lo que se relaciona a los medios de comunicación, el entretenimiento, educación, viajes, administración, la ciencia, el arte, y la guerra, por solo mencionar algunos ejemplos.

Dentro de esa gigantesca ola de cambios que comienza a desplegarse a nuestro derredor, la fotografía sólo representa una variante mínima. Si alguien todavía abriga alguna duda de que las nuevas tecnologías vayan a transformar a fondo todos los aspectos de la fotografía, es porque no ha tenido la oportunidad de cerciorarse de lo qué esta ocurriendo con las innovaciones que se vienen anunciando a diario, o sencillamente porque se niega a reconocer tal evidencia.

Los sacudimientos socio económicos de origen tecnológico, cada vez más apresurados, que en particular se manifiestan en el mundo industrializado en ésta recta final del siglo veinte, también tocaran a nuestras puertas, tarde o temprano. Como reza el dicho: “Cuando vez la barbas de tu vecino recortar, pon las tuyas a remojar”.

La historia particular de las angustias que sufren las personas, a medida que transitan por estos cambios profundos, es algo que por lo general se encuentra sepultado bajo un alud de estadísticas impersonales, que en los encabezados de los diarios en su sección de economía, solo nos dicen: “25,000 personas despedidas de sus empleos”.

Para darnos cierta perspectiva sobre la velocidad de los cambios tecnológicos y sus consecuencias, me remito a un ejemplo que por sus dimensiones deja de ser un caso marginal, para convertirse en motivo de profunda reflexión. Me refiero a lo ocurrido a la empresa IBM en estos últimos seis años: en ese breve lapso, la IBM ha tenido que despedir a cerca de 175,000 trabajadores, entre obreros, administradores y científicos y todavía se piensa que seguirán mayores reajustes; tambien ha tenido que absorber pérdidas astronómicas y cerrar numerosas plantas de producción y laboratorios, en distintas partes del mundo. Y finalmente ha tenido que enfrentarse a la merma en el valor de sus acciones, al reducirse éstas hasta en un 70% del valor alcanzado en sus mejores tiempos.

Cada quien conforme a su temperamento buscará responder frente a los cambios que se están dando. Algunas personas buscaran refugio del “huracán”, negando o rechazando su existencia. Otras más, no lo negarán, pero igualmente no harán nada, pensando que “de alguna forma ya se re¬solverá”, y finalmente habrá otro grupo de personas, que piensen que lo que más les conviene es prepararse para sacarle provecho a las transformaciones que se inician.

En el segundo caso, aquellos que escogen asumir la realidad con el fatalismo de que “de alguna forma se resolverá”, es evidente que no están ejerciendo su libre albedrío, lo que a su vez es posible que provenga de sentirse en estado de indefención, sea éste real o percibido. Sentir que las soluciones nos rebasan, a su vez nos impide contemplar cualquier otra acción práctica que no sea la de esperar “a ver qué pasa”. Sin duda existen muchos aspectos de la vida en que no nos queda más remedio que ser así de fatalistas. Basta pensar en la mayoría de esos trabajadores de la IBM que perdieron sus empleos sin tener algo que ver con las decisiones erradas por parte de la dirección de la empresa.

La tercera alternativa --la de asumir los cambios como una oportunidad para enfrentarse a un reto-- requiere en primera instancia de información. Estoy convencido que la resignación, y la negación prosperan con más facilidad cuando impera la desinformación. En contraste tenemos que a medida que estamos mejor enterados de lo que acontece y de las alternativas reales, tanto mayor será nuestra capacidad para tomar iniciativas inteligentes.

El reto está en adquirir las habilidades necesarias para ir aprovechando la Revolución Tecnológica en la medida que la misma se está desplazando. Es el típico caso de ir haciendo el camino al andar. No solamente existen consideraciones serias que hay que asumir con relación a las inversiones requeridas, --tales como tiempo para el aprendizaje, por un lado, y recursos económicos para allegarse de los equipos, por el otro-- también hay que enfrentar otro gran reto, el asociado con los criterios conceptuales del propio trabajo. Se necesita volver a examinar las soluciones visuales del pasado, con vista a las nuevas oportunidades para resolver el eterno dilema de la forma y el contenido.

En la actualidad, ya no estamos limitados en nuestro proceso creativo por las barreras tradicionales determinadas por la óptica o la química. Ahora, al disponer de los medios para rebasar muchos de esos impedimentos, es posible aspirar a nuevos resultados en nuestra producción creativa, dando por descontado, que vendrán nuevos escollos en la medida que la tecnología digital se vaya estableciendo. La bondad de los nuevos procesos solo tendrá vigencia, aparte de los criterios económicos, si nos permite replantear la imagen fotográfica, que a su vez puede ayudarnos a nuevas formas de percibir el mundo que nos rodea. Recordemos como la pintura cambio a partir de la presencia de ese proceso llamado fotografía; ahora será el cine y la fotografía, entre otros, quienes se tengan que replantear su destino con la aparición de los procesos digitales.

Sobre fotografía

En alguna mañana de domingo tuve la oportunidad de escuchar una entrevista radiofónica que el periodista Humberto Mussachio sostenía con Jorge Hernández, especialista en fotografía y articulista del periódico El Financiero. En cierto momento de la plática, el invitado comentó que la fotografía debería estudiarse en las facultades de filosofía debido a los valores que le asignamos a la imagen. Entre esos valores se encuentra la veracidad, la originalidad, la ruptura, etcétera.

La sola idea me pareció de lo más pertinente, ya que un fotógrafo, como creador de imágenes, pocas veces tiene la preparación teórica como para analizar o argumentar sus propuestas visuales. Al parecer, el aprendizaje de algunas técnicas es más esencial que el tratar de comprender la naturaleza de nuestras propias creaciones.

La imagen fotográfica requiere de un amplio campo teórico para explicarla o comprenderla. En este aspecto guarda relación con los fenómenos que se estudian desde las ciencias de la comunicación; es decir, ese campo del conocimiento se ha visto obligado a tomar prestado de otras áreas, como la ciencia política, la sicología, la sociología, la lingüística o la semiótica, muchas propuestas teóricas para poder emprender sus estudios.

El caso de la fotografía es similar. Cuando hemos deseado superar los aspectos técnicos de la creación de la imagen, nos hemos visto en la necesidad de pensar a la imagen desde otros campos, desde otros términos, desde otras disciplinas, como la historia, la filosofía, la hermenéutica, o los estudios derivados de la semiótica visual, pasando por la iconicidad.

Hemos de reconocer que la mayor parte de los estudios que se han realizado en torno a la imagen fotográfica, han sido elaborados por algunos intelectuales, que han reconocido la importancia de la imagen fotográfica en la vida cotidiana y la han abordado desde distintas ópticas. Entre ellos contamos a Susan Sontag (Sobre la fotografía; ante el dolor de los demás), Roland Barthes (Cámara Lúcida) y Pierre Bourdieu (La fotografía, un arte medio).

Recientemente, los propios fotógrafos han comenzado a contribuir al debate y a los estudios sobre la imagen fotográfica, tal es el caso del crítico y fotógrafo catalán Joan Fontcuberta (Beso de Judas. Fotografía y verdad; estética fotográfica), así como el madrileño Pepe Baeza, quien ha abordado la confusión de géneros en la fotografía actual en la obra Por una función crítica de la fotografía de prensa.

En el caso de nuestro país destaca el caso del fotógrafo Pedro Meyer, quien mediante su página electrónica zonezero, contribuye al debate sobre la fotografía.
Al estudiar dichas obras nos encontramos con un caudal de reflexiones que nos permiten comprender todos esos valores que le hemos asignado a la imagen fotográfica.

Una imagen fotográfica comprende no sólo aspectos compositivos donde destacan las formas y los contrastes tonales; por su carácter polisémico, una fotografía precisa del estudio de su contexto histórico, de sus formas de producción, de su relación con otras áreas del conocimiento. De tal manera, sólo los estudios multidisciplinarios podrán facilitarnos las investigaciones que emprendamos en el campo de la imagen fotográfica.

En la historia de la fotografía ninguna tesis postulada por un fotógrafo ha sido tan llevada al extremo, tan dogmatizada como la del famoso instante decisivo, de Cartier Bresson. Actualmente no podemos estudiar a la fotografía bajo ese corsé tan rígido, sobre todo en estos tiempos de la imagen digital, donde muchos creadores apuestan por el fotomontaje o el pictorialismo.

La llamada era digital no sólo ha revolucionado el quehacer fotográfico, sino que además nos está llevando a cuestionamientos sobre el carácter ontológico de la imagen. Estamos asistiendo al derrumbe del mito de la veracidad y la objetividad que por tantos años han acompañado a la imagen fotográfica.

Estos cambios no sólo han sido abordados por filósofos, sino que los mismos fotógrafos se están preguntado sobre su propio quehacer, ya sea que trabajen la fotografía documental o la imagen de carácter artístico.

Si bien como nunca antes en la historia de la humanidad estamos compartiendo imágenes fotográficas de distinto tipo, hoy, el estudioso de la imagen fotográfica cuenta con abundante bibliografía para tratar de comprender estos fenómenos, esta revolución en el mundo de la imagen.

Asimismo, los encuentros fotográficos como Photoespaña nos están legando interesantes artículos para generar un debate continuo y enriquecedor sobre la fotografía contemporánea.

Métodos de investigación

Cuando iniciamos una investigación, pensamos en el método como el camino adecuado para llegar a nuestra meta; sin embargo, debemos estar conscientes que no todos los métodos son los adecuados para ciertos tipos de investigación. Es así que la elección del método es de particular importancia para desarrollar con éxito nuestra propuesta, sobre todo cuando se trata de una propuesta cercana a las artes y las humanidades.

De tal manera, es indispensable que nosotros reconozcamos en el método, y sus características muy peculiares, el medio con el que podemos alcanzar nuestros propósitos. Es común que en primer lugar intentemos el camino de la inducción-deducción para pasar de lo general a lo particular y viceversa. Es decir, mediante en análisis de nuestro objeto de estudio tratamos de indagar sobre las partes que componen el todo, esto con el fin de comprender ese todo y las partes que le integran.

La tarea del método analítico es esa: descomponer un objeto mediante el análisis de sus partes, y así comprender el todo. Esa es una primera labor, pero tras el análisis viene una especie de síntesis basada en un pensamiento más abstracto. Es en esta parte
cuando reconocemos la importancia de las partes que componen un todo, sus cualidades, sus funciones. Lo anterior está relacionado con la llamada teoría de sistemas, que primero aborda al sistema como totalidad, estudia los subsistemas que le integran, su
importancia y funcionalidad dentro del sistema mismo.

También debemos reconocer que si hablamos de investigación en artes y humanidades, estamos abordando cuestiones subjetivas, y que algunos métodos, como el fenomenológico nos permiten abordar el tema de una manera más adecuada, reconociendo la subjetividad implícita en el tema. El método fenomenológico se basa en un análisis descriptivo de la realidad social que se investiga a partir de las experiencias que adquirimos en el mundo.

Primero basamos nuestros análisis descriptivos en una experiencia pasiva, pero conforme pasamos de la pasividad a la actividad, nuestros juicios empíricos van cambiando. Mediante el método fenomenológico partimos de la generalidad para llegar a cierta particularidad gracias a nuestros juicios, donde juega un papel importante la intuición.

Edmund Husserl, quien propuso este método, afirmaba que el mundo es el conjunto total de los objetos de la experiencia y del conocimiento empírico posible. Para este filósofo, el campo de investigación de la experiencia no tiene límites.
En la fenomenología, la experiencia se describe como una aproximación empírica porque
viene de los sentidos. En este caso debemos destacar que en el método fenomenológico hablamos de dos acciones: una primaria o empírica, que parte de mi experiencia a través de los sentidos, posteriormente realizamos una descripción para pasar al análisis, donde a través del significado de los símbolos tratamos de encontrar la razón

La fenomenología es adecuada para estudios sobre arte o humanidades.

Asimismo, mediante el método heurístico podemos fundamentar lógicamente nuestros análisis mediante la comprensión del hecho u objeto de estudio, todo ello mediante la investigación. En este método también es importante la intuición y se analizan todas las soluciones posibles.

miércoles, 23 de julio de 2008

Nota tomada del diario La Jornada (23 de julio de 2008)

Mayra Martell recurre a la memoria y retrata las atmósferas que dejaron

Reconstruye fotógrafa la identidad de las desaparecidas de Juárez

■ Documenta la violencia de género mediante una serie de imágenes que muestran ropa, camas y anhelos de niñas y adolescentes con nombre

■ “Esa ciudad ya no tiene arreglo”, indica

Ericka Montaño Garfias

Ante la compleja problemática de Ciudad Juárez y todo el estado de Chihuahua, "no hemos encontrado nuevos valores", expresa la fotógrafa, en entrevista con La Jornada

Ante la compleja problemática de Ciudad Juárez y todo el estado de Chihuahua, “no hemos encontrado nuevos valores”, expresa la fotógrafa, en entrevista con La Jornada Foto: Yazmín Ortega Cortés

La fotógrafa Mayra Martell se mueve en uno de los territorios más violentos del país, Ciudad Juárez, donde la mujer es blanco de ataques porque esa urbe fronteriza propicia "que ocurran barbaridades". Sobre estas líneas, algunas de las imágenes que ha capturado con la cámara de entornos íntimos y familiares que dejaron las víctimas

La fotógrafa Mayra Martell se mueve en uno de los territorios más violentos del país, Ciudad Juárez, donde la mujer es blanco de ataques porque esa urbe fronteriza propicia “que ocurran barbaridades”. Sobre estas líneas, algunas de las imágenes que ha capturado con la cámara de entornos íntimos y familiares que dejaron las víctimas

La única solución al problema de violencia que se vive en Ciudad Juárez es desaparecer esa urbe, borrarla del mapa. Lo plantea así la joven fotógrafa chihuahuense Mayra Martell, quien ha dedicado parte de su trabajo a retratar lo que dejaron mujeres que hoy están desaparecidas.

Para ello agrupó imágenes en la serie Retrato utópico de la identidad, que se ha exhibido en Quebec y Eslovenia y participó en el encuentro PhotoEspaña, donde quedó en segundo lugar de la categoría Descubrimientos.

Son fotografías de los cuartos, la ropa, las camas, los anhelos de niñas, adolescentes y mujeres que se llaman Esmeralda, Erika, Jazmín, Ana, María Elena, Neyra, Diana, Julia, María de los Ángeles, Nohemí, quien dejó adherida a un espejo su lista de metas a corto y largo plazo...


Hasta ahora ha documentado 23 casos y en todos los lugares han permanecido como ellas los dejaron, sus familias no cambian nada de sitio, no lavan la ropa porque aún conserva un poco del aroma; lo que sí lavan son las sábanas. Todo lo demás permanece y se crea una atmósfera muy particular.

“Es como hablar de su presencia a través de los recuerdos que tienen sus familias. Son chicas que salieron a la escuela o a la tienda; que tienen cinco, 10 años desaparecidas y su familia no sabe si regresarán.

“Lo increíble de todo esto es que no hay una cifra exacta de personas desaparecidas y eso te hace pensar ‘no son cosas, ¿cómo se pueden perder personas, tantas personas, y nadie puede decir cuántas chicas están desaparecidas?’

“Ello hizo preguntarme qué es lo que pasa con los espacios donde vivieron. Este trabajo comenzó así, por curiosidad.”

Pérdida de la confianza

La propuesta de Mayra Martell, que ahora también es un video documental que muestra en escuelas, se inició cuando la fotógrafa regresó a Ciudad Juárez, el lugar en el que nació, en 1979, y de donde salió varios años para estudiar. Al volver, recuerda, ya había muchos letreros de mujeres desaparecidas y muchas de ellas, “si todavía viven deben tener mi edad.

“Al conocer la situación –agrega– fue tanta mi curiosidad al ver los carteles que terminé preguntando en la Procuraduría de Justicia las direcciones y teléfonos.

“Sí me interesaban las mujeres asesinadas de Juárez, pero no tanto como las desaparecidas, que es como una etapa suspendida; nadie sabe qué pasa con ellas, si están vivas, si algún día regresarán.”

Al principio no fue fácil porque los familiares de esas mujeres habían perdido la confianza. “Entre 1998 y 1999 fueron muchos periodistas y trataron muy mal a las madres de familia. Era ‘agarre esta foto de su hija y póngala’, pero nunca volvieron y no les enseñaron qué había pasado con ese material.

“Primero fue romper esa barrera, después las señoras me trataban como si yo hubiera sido amiga de sus hijas: abrían los cajones, me mostraban la ropa y se dio algo interesante, que es la reconstrucción de la identidad con base en la memoria. Yo quería documentar eso, hablar de ellas, pero, ¿cómo hablas de una persona que no está ahí? Por eso retrataba sus espacios.”

Se trata de salas donde al lado de las fotografías familiares se encuentra el cartel que anuncia su desaparición, la ropa que coloca una madre sobre la cama para mostrar a la fotoperiodista la estatura de su hija, el papelito en el que una de ellas –Anita, de nueve años– apuntó: “papá te quiero mucho, eres el mejor papá”, el retrato hablado que se hizo en la procuraduría de Neyra, desaparecida hace 12 años, y que es la única imagen que tiene su madre, María Salas.

“Como muchas no tienen fotos, la reconstrucción es mediante la memoria. Ahora que lo pienso, creo que no fotografío la ausencia, sino la presencia que continúa en esos espacios”. Por eso parte de ese trabajo está dedicada a las colchas de las camas de quienes desaparecieron.

Miedo e incertidumbre

Mayra Martell se mueve en uno de los territorios más violentos del país, donde la mujer es el blanco de los ataques.

Esto, subraya, “es por la educación que hemos recibido; además, Chihuahua era una zona de batalla; estamos en un desierto, la familia, la religión y las autoridades dejaron de funcionar y no hemos encontrado nuevos valores.

“Es una ciudad fronteriza, de paso, sin identidad porque viene gente de todo el país, de Centroamérica y Sudamérica; entonces el pensamiento es ‘estoy aquí, pero ya me voy’, y es cuando pasan las barbaridades.

“En Juárez ya caducamos como especie, ya no tiene arreglo; ahí se comete lo peor de lo peor, no son sólo las muertes, sino lo que ocurre: mujeres, a veces niñas, que son violadas, torturadas y hechas pedacitos, en ocasiones por sus propios familiares.

“Es una ciudad con una vibra muy cargada, personas con miedo, que no saben qué va a pasar; pero, claro, también está la parte de la gente con dinero.”

Mayra Martell también capta otros aspectos y realiza una serie de fotografías con presuntos asesinos y sobre las calles, muchas veces en ruinas, de esa complicada ciudad del norte de México.

“Lo que me interesa es que el material sea biológico, que tenga un lenguaje biológico, que provoque algo en quien lo vea, que se produzcan reacciones y emociones.”







En alguna mañana de domingo tuve la oportunidad de escuchar una entrevista radiofónica que el periodista Humberto Mussachio sostenía con Jorge Hernández, especialista en fotografía y articulista del periódico El Financiero. En cierto momento de la plática, el invitado comentó que la fotografía debería estudiarse en las facultades de filosofía debido a los valores que le asignamos a la imagen. Entre esos valores se encuentra la veracidad, la originalidad, la ruptura, etcétera.

La sola idea me pareció de lo más pertinente, ya que un fotógrafo, como creador de imágenes, pocas veces tiene la preparación teórica como para analizar o argumentar sus propuestas visuales. Al parecer, el aprendizaje de algunas técnicas es más esencial que el tratar de comprender la naturaleza de nuestras propias creaciones.

La imagen fotográfica requiere de un amplio campo teórico para explicarla o comprenderla. En este aspecto guarda relación con los fenómenos que se estudian desde las ciencias de la comunicación; es decir, ese campo del conocimiento se ha visto obligado a tomar prestado de otras áreas, como la ciencia política, la sicología, la sociología, la lingüística o la semiótica, muchas propuestas teóricas para poder emprender sus estudios.

El caso de la fotografía es similar. Cuando hemos deseado superar los aspectos técnicos de la creación de la imagen, nos hemos visto en la necesidad de pensar a la imagen desde otros campos, desde otros términos, desde otras disciplinas, como la historia, la filosofía, la hermenéutica, o los estudios derivados de la semiótica visual, pasando por la iconicidad.

Hemos de reconocer que la mayor parte de los estudios que se han realizado en torno a la imagen fotográfica, han sido elaborados por algunos intelectuales, que han reconocido la importancia de la imagen fotográfica en la vida cotidiana y la han abordado desde distintas ópticas. Entre ellos contamos a Susan Sontag (Sobre la fotografía; ante el dolor de los demás), Roland Barthes (Cámara Lúcida) y Pierre Bourdieu (La fotografía, un arte medio).

Recientemente, los propios fotógrafos han comenzado a contribuir al debate y a los estudios sobre la imagen fotográfica, tal es el caso del crítico y fotógrafo catalán Joan Fontcuberta (Beso de Judas. Fotografía y verdad; estética fotográfica), así como el madrileño Pepe Baeza, quien ha abordado la confusión de géneros en la fotografía actual en la obra Por una función crítica de la fotografía de prensa.

En el caso de nuestro país destaca el caso del fotógrafo Pedro Meyer, quien mediante su página electrónica zonezero, contribuye al debate sobre la fotografía.
Al estudiar dichas obras nos encontramos con un caudal de reflexiones que nos permiten comprender todos esos valores que le hemos asignado a la imagen fotográfica.

Una imagen fotográfica comprende no sólo aspectos compositivos donde destacan las formas y los contrastes tonales; por su carácter polisémico, una fotografía precisa del estudio de su contexto histórico, de sus formas de producción, de su relación con otras áreas del conocimiento. De tal manera, sólo los estudios multidisciplinarios podrán facilitarnos las investigaciones que emprendamos en el campo de la imagen fotográfica.

En la historia de la fotografía ninguna tesis postulada por un fotógrafo ha sido tan llevada al extremo, tan dogmatizada como la del famoso instante decisivo, de Cartier Bresson. Actualmente no podemos estudiar a la fotografía bajo ese corsé tan rígido, sobre todo en estos tiempos de la imagen digital, donde muchos creadores apuestan por el fotomontaje o el pictorialismo.

La llamada era digital no sólo ha revolucionado el quehacer fotográfico, sino que además nos está llevando a cuestionamientos sobre el carácter ontológico de la imagen. Estamos asistiendo al derrumbe del mito de la veracidad y la objetividad que por tantos años han acompañado a la imagen fotográfica.

Estos cambios no sólo han sido abordados por filósofos, sino que los mismos fotógrafos se están preguntado sobre su propio quehacer, ya sea que trabajen la fotografía documental o la imagen de carácter artístico.

Si bien como nunca antes en la historia de la humanidad estamos compartiendo imágenes fotográficas de distinto tipo, hoy, el estudioso de la imagen fotográfica cuenta con abundante bibliografía para tratar de comprender estos fenómenos, esta revolución en el mundo de la imagen.

Asimismo, los encuentros fotográficos como Photoespaña nos están legando interesantes artículos para generar un debate continuo y enriquecedor sobre la fotografía contemporánea.

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